El formato de archivo se hizo posible gracias
a los diversos proyectos de codificación del audio y psicoacústica, los cuales
fueron invertidos por la Unión Europea. La tasa de comprensión de
aproximadamente 10:1 originó archivos de canciones de 3 a 4 MB.
Según
transcurría el tiempo, la capacidad de almacenamiento iba creciendo rápidamente
y a su vez el costo por cada unidad de almacenamiento iba disminuyendo, hasta
que en 1998, los costos de almacenamiento en un disco duro eran exactamente
igual al costo de adquirir o comprar un disco compacto, a ello se le suma el
aumento de redes o la creciente
accesibilidad de Internet en colegios, universidad, oficinas de trabajo,
etc. lo cual hizo posible que el MP3 sea utilizado por cuantiosos usuarios.
Al año
siguiente, el MP3 se encontraba en casi todas las redes de campus y
computadoras personales; no obstante, los usuarios que buscaban este formato de
comprensión de audio digital empezaron a tener ciertos problemas, ya que se le
hacía difícil encontrar sus archivos. Sin embargo, la existencia de un
software como WinAmp y Audion de Panic daba facultad para que las personas
puedan crear o “quemar” su propio MP3 y esto produjo el surgimiento de diversos
reproductores de MP3 y empezó a aparecer una nueva dificultad para encontrar de
manera eficiente los miles de MP3 en el Internet. Para hacer frente a esta
última dificultad, en 1999, Shawn Fanning crea una aplicación que permitía
descargar las músicas sin ningún costo, este software era un tipo de aplicación
de red entre pares (P2P), lo cual permitía encontrar MP3 almacenando una serie
o lista de los MP3 en un servidor central y posteriormente dicha aplicación
permitía que cualquier persona conectada a internet podía buscar y descargar la
música de su preferencia de manera inmediata desde otras computadoras
conectadas a internet.
La empresa de
Shawn Fanning, denominada como Napster, muy pronto se hizo más conocida por el
software que había implementado, ya que facilitaba el intercambio de archivos;
sin embargo, en menos de un año, varias empresas discográficas estadounidenses
con gran trayectoria demandaron a Napster alegando la violación de derechos de
autor y afirmando la incapacidad del servicio que ofrecía el software de
Napster.
En el 2001, la
empresa de Shawn Fanning perdió definitivamente el juicio con las empresas
discográficas y muy pronto lo condujeron al cierre definitivo. Con respecto a
los activos que aún poseía la organización; así como, la patente del nombre,
las propiedades intelectuales y el hardware fueron adquiridos por la empresa de
software Roxio Inc., esta empresa desarrollaba aplicaciones para “quema” o
creación de discos compactos, la cual posteriormente se denominó como Napster Inc.
Empero, antes
de que Napster sea cerrado por la derrota del juicio con Recording Industry
Association of America (RIAA) conocida en español como la "Asociación de la
Industria de Grabación de América", empezaron a surgir nuevas aplicaciones muy
parecidas a las de Napster en Internet, estas se presentaban de la misma
manera, con un costo cero para los usuarios. Una
nueva compañía surgió, Kazaa, era muy parecido a Napster, sin embargo, Kazaa
fue la empresa que enfrentó mayores
problemas legales en todo el mundo a pesar de que los tribunales federales de
Estados Unidos concluyeron que el software P2P no violaba o no atentaba contra
ningún derecho.
El elemento
que tuvo gran influencia para que la demanda de las redes de música con
derechos reservados disminuyera considerablemente fue la publicidad que la
RIAA (Recording Industry Association of America) mostró a través de demandas absurdas y cartas
amenazadoras. Un ejemplo de ello fue el caso en que la RIAA demandó a una niña
de 12 años de edad por descargar música de una aplicación gratuita aduciendo la
existencia de violación de derechos de autor. Dada la absurda situación, los
abogados de la RIAA actuaron rápidamente y llegaron a un acuerdo de pago de
2000 dólares a la familia de la niña, Brianna LaHara, nada comparado con los
150 000 dólares que ellos exigían por canción en daños y perjuicios.
Posteriormente,
a fines del 2003, se determinó el fallo final del tribunal de apelaciones
federal, desde ese entonces la RIAA no ha podido forzar a los proveedores de
servicios de Internet a revelar los nombres de los usuarios específicos que, según ellos, están violando las leyes del derecho de autor.
Cabe resaltar
que todas estas dificultades se presentan a partir del fuerte impacto que
tuvieron varias empresas dedicadas a circular música gratuita online. Esta
actividad parte del avance tecnológico presentado en la década de los 80s. La
aparición de la “tecnología digital” fue un evento crucial y, a su vez, como se
mencionó anteriormente, un golpe a la industria de la música.
Con la aparición
de las ondas de sonido, a través de ceros y unos, se logró una elaboración de
productos musicales con mayor calidad, así como también se dio la posibilidad
de mejorar su consumo. Con ello, se infiere el inicio del boom de los aparatos
reproductores musicales y el origen de medios informáticos que facilitaban la
descarga de música por medio de la red.
Debido a la
fuerte demanda, algunas empresas como Youtube, MySpace, Last.fm empezaron a
hacerse conocidas en el medio. Este grupo aplicaba la tecnología “Streaming”, brindando la facultad a los usuarios de escuchar y/o descargar canciones
que pesen entre 2 y 3 MB. Esta capacidad comparada con las del año 1997 es inferior. Aproximadamente, una canción de 3 minutos ocupaba 50 MB en el disco
duro de cualquier computadora.
Asimismo, comenzaron
a aparecer redes de usuarios conocidas como Peer-to-Peer (P2P). Esta clasificación
abarcaba a todas las páginas web que a través de una cuenta creada por el
usuario podían intercambiar música con otros. Como ejemplos podemos citar a
Kaaza, eMule, Limeware y eDonkey.
Los buscadores
de música como RedFerret cumplieron un papel importante. Sin olvidar a los
wikis como Netlabel Catalogue que ayudaron en este avance referente a archivos
musicales.
La acogida que
tuvieron por parte del público llegó a un nivel alto en un corto periodo de
tiempo, tanto así que sorprendió a la industria musical. Cantantes,
discográficas, entre otras organizaciones relacionadas se vieron en la
obligación de intervenir y buscar la forma de parar con este atropello hacia lo
que ellos consideraban violar la propiedad de derecho de autor.
Para el año
2006, el mercado de música en línea alcanzó un porcentaje del 10%.
Posteriormente, año tras año, la cifra ha ido superando en un grado elevado a
lo proyectado.
A partir de la
información detallada líneas arriba, se puede dar a notar que existen dos
grandes problemas en la industria
discográfica a partir de la aparición de la descarga de música a las
computadoras personales. La primera está basada en la piratería y el efecto y
relación que tiene con los derechos de autor. Mientras que la segunda se refiere
al surgimiento de nuevas formas de distribución de las producciones musicales. Entonces, ¿la piratería en línea vendría a ser un delito? ¿Que estas sean lucrativas cae en
la misma gravedad que las que no lo son?
Con la
finalidad de dar solución a lo que la industria musical juzgaba como atropello,
se generaron varias iniciativas de control por parte de la organización para
que los miembros de la misma dejaran de perder dinero. Los discos compactos,
los cuales eran la venta tradicional, ya no eran comprados por los usuarios.
La primera
alternativa propuesta fue PlayLouder, el cual es un proveedor de servicios de música
que ofrece una descarga ilimitada de música legal como parte de su acceso de
banda ancha a Internet y permite que los archivos puedan ser intercambiados y
utilizados entre los suscriptores sin restricciones.
Otro caso muy exitoso es iTunes, que en acuerdo con EMI, ofrece más de cinco millones
de canciones al mismo precio de 99 céntimos de euro por canción, y que en sus
dos primeros años de vida alcanzó la cifra récord de 300 millones de canciones vendidas,
acaparando el 65% del mercado de la música digital. Esta acción demuestra que,
a precios un poco más razonables, la gente está dispuesta a comprar su música
en lugar de piratearla.
También,
para competir
con las actuales redes P2P, se han creado sitios como MusicNet y PressPlay. De la misma forma, se ha dado la compra
emprendimientos como Last.fm, una radio en línea que
fue recientemente adquirida por la multinacional CBS. Así
como el inicio de un punto muy importante, la transformación de servicios
gratuitos en servicios pago.
Tal como se mencionó, la
distribución de música no solo afecta a compañías disqueras, sino que involucra
también la distribución y mercadeo de productos musicales por parte de los
propios artistas. Por más que algunos critiquen esta
“revolución digital”, otros decidieron sacarle el máximo provecho. Es por ello
que muchos artistas no dudan en tener cuenta en MySpace. Tanto novatos como
profesionales recurren a este medio para hacer que su arte llegue a todo el
mundo. Por ejemplo, el grupo Artic Monkeys obtuvo su primer contrato
discográfico después que alguien los escuchara por la red.
Para finalizar, podemos concluir
que no solo existen aspectos malos en este problema. Tal como funciona la
industria discográfica hoy en día, muchos músicos han podido beneficiarse. Es
importante reconocer que las ganancias que obtienen por cada venta en el
sistema tradicional son muy bajas y la dificultad de llegar al mercado mundial
se complica año a año por el avance de la tecnología y apariciones de nuevos software
en la música digital. Sin embargo, los
artistas han logrado adaptarse a web sites como MySpace o YouTube, lo cual les
ha permitido, sin necesidad de invertir dinero, hacerse famosos o conseguir
contratos con representantes de la industria musical. Un estimado de 64 y 41
millones son las visitas al mes que se pueden obtener en las páginas
mencionadas. Actualmente, un 66% vende directamente sus discos a través de la
Red. Casi todos utilizan Internet para exponer ideas y buscar inspiración, y
nueve de cada diez acuden al mundo en línea para promocionar, anunciar o colgar
su música.
Escrito por Nathaly Laveriano y Ghina Yupanqui
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