domingo, 9 de septiembre de 2012

Descripción del tema

El presente caso describe los sucesos principales relacionados con las descargas de música desde computadoras personales; lo cual surgió con la creación del MPEG-1 Audio Layer III o MPEG-2 Audio Layer III o comúnmente llamado MP3 (Moving Picture Experts Group o Capa de Audio 3). Este formato de comprensión de audio digital se hizo por primera vez disponible a través del Internet en Julio de 1995 y se caracterizaba por su practicidad, ya que  las personas podían descargarlos fácilmente.

El formato de archivo se hizo posible gracias a los diversos proyectos de codificación del audio y psicoacústica, los cuales fueron invertidos por la Unión Europea. La tasa de comprensión de aproximadamente 10:1 originó archivos de canciones de 3 a 4 MB.

Según transcurría el tiempo, la capacidad de almacenamiento iba creciendo rápidamente y a su vez el costo por cada unidad de almacenamiento iba disminuyendo, hasta que en 1998, los costos de almacenamiento en un disco duro eran exactamente igual al costo de adquirir o comprar un disco compacto, a ello se le suma el aumento de redes o la creciente  accesibilidad de Internet en colegios, universidad, oficinas de trabajo, etc. lo cual hizo posible que el MP3 sea utilizado por cuantiosos usuarios.

Al año siguiente, el MP3 se encontraba en casi todas las redes de campus y computadoras personales; no obstante, los usuarios que buscaban este formato de comprensión de audio digital empezaron a tener ciertos problemas, ya que se le hacía difícil encontrar sus archivos. Sin embargo, la existencia de un software como WinAmp y Audion de Panic daba facultad para que las personas puedan crear o “quemar” su propio MP3 y esto produjo el surgimiento de diversos reproductores de MP3 y empezó a aparecer una nueva dificultad para encontrar de manera eficiente los miles de MP3 en el Internet. Para hacer frente a esta última dificultad, en 1999, Shawn Fanning crea una aplicación que permitía descargar las músicas sin ningún costo, este software era un tipo de aplicación de red entre pares (P2P), lo cual permitía encontrar MP3 almacenando una serie o lista de los MP3 en un servidor central y posteriormente dicha aplicación permitía que cualquier persona conectada a internet podía buscar y descargar la música de su preferencia de manera inmediata desde otras computadoras conectadas a internet.

La empresa de Shawn Fanning, denominada como Napster, muy pronto se hizo más conocida por el software que había implementado, ya que facilitaba el intercambio de archivos; sin embargo, en menos de un año, varias empresas discográficas estadounidenses con gran trayectoria demandaron a Napster alegando la violación de derechos de autor y afirmando la incapacidad del servicio que ofrecía el software de Napster.

En el 2001, la empresa de Shawn Fanning perdió definitivamente el juicio con las empresas discográficas y muy pronto lo condujeron al cierre definitivo. Con respecto a los activos que aún poseía la organización; así como, la patente del nombre, las propiedades intelectuales y el hardware fueron adquiridos por la empresa de software Roxio Inc., esta empresa desarrollaba aplicaciones para “quema” o creación de discos compactos, la cual posteriormente se denominó como  Napster Inc.

Empero, antes de que Napster sea cerrado por la derrota del juicio con Recording Industry Association of America (RIAA) conocida en español como la "Asociación de la Industria de Grabación de América", empezaron a surgir nuevas aplicaciones muy parecidas a las de Napster en Internet, estas se presentaban de la misma manera, con un costo cero para los usuarios. Una nueva compañía surgió, Kazaa, era muy parecido a Napster, sin embargo, Kazaa fue la empresa que enfrentó  mayores problemas legales en todo el mundo a pesar de que los tribunales federales de Estados Unidos concluyeron que el software P2P no violaba o no atentaba contra ningún derecho.

El elemento que tuvo gran influencia para que la demanda de las redes de música con derechos reservados disminuyera considerablemente fue la publicidad que la RIAA (Recording Industry Association of America)  mostró a través de demandas absurdas y cartas amenazadoras. Un ejemplo de ello fue el caso en que la RIAA demandó a una niña de 12 años de edad por descargar música de una aplicación gratuita aduciendo la existencia de violación de derechos de autor. Dada la absurda situación, los abogados de la RIAA actuaron rápidamente y llegaron a un acuerdo de pago de 2000 dólares a la familia de la niña, Brianna LaHara, nada comparado con los 150 000 dólares que ellos exigían por canción en daños y perjuicios.

Posteriormente, a fines del 2003, se determinó el fallo final del tribunal de apelaciones federal, desde ese entonces la RIAA no ha podido forzar a los proveedores de servicios de Internet a revelar los nombres de los usuarios específicos que, según ellos, están violando las leyes del derecho de autor.

Cabe resaltar que todas estas dificultades se presentan a partir del fuerte impacto que tuvieron varias empresas dedicadas a circular música gratuita online. Esta actividad parte del avance tecnológico presentado en la década de los 80s. La aparición de la “tecnología digital” fue un evento crucial y, a su vez, como se mencionó anteriormente, un golpe a la industria de la música.

Con la aparición de las ondas de sonido, a través de ceros y unos, se logró una elaboración de productos musicales con mayor calidad, así como también se dio la posibilidad de mejorar su consumo. Con ello, se infiere el inicio del boom de los aparatos reproductores musicales y el origen de medios informáticos que facilitaban la descarga de música por medio de la red.

Debido a la fuerte demanda, algunas empresas como Youtube, MySpace, Last.fm empezaron a hacerse conocidas en el medio. Este grupo aplicaba la tecnología “Streaming”, brindando la facultad a los usuarios de escuchar y/o descargar canciones que pesen entre 2 y 3 MB. Esta capacidad comparada con las del año 1997 es inferior. Aproximadamente, una canción de 3 minutos ocupaba 50 MB en el disco duro de cualquier computadora.

Asimismo, comenzaron a aparecer redes de usuarios conocidas como Peer-to-Peer (P2P). Esta clasificación abarcaba a todas las páginas web que a través de una cuenta creada por el usuario podían intercambiar música con otros. Como ejemplos podemos citar a Kaaza, eMule, Limeware y eDonkey.

Los buscadores de música como RedFerret cumplieron un papel importante. Sin olvidar a los wikis como Netlabel Catalogue que ayudaron en este avance referente a archivos musicales.

La acogida que tuvieron por parte del público llegó a un nivel alto en un corto periodo de tiempo, tanto así que sorprendió a la industria musical. Cantantes, discográficas, entre otras organizaciones relacionadas se vieron en la obligación de intervenir y buscar la forma de parar con este atropello hacia lo que ellos consideraban violar la propiedad de derecho de autor.

Para el año 2006, el mercado de música en línea alcanzó un porcentaje del 10%. Posteriormente, año tras año, la cifra ha ido superando en un grado elevado a lo proyectado.

A partir de la información detallada líneas arriba, se puede dar a notar que existen dos grandes problemas en la industria discográfica a partir de la aparición de la descarga de música a las computadoras personales. La primera está basada en la piratería y el efecto y relación que tiene con los derechos de autor. Mientras que la segunda se refiere al surgimiento de nuevas formas de distribución de las producciones musicales. Entonces, ¿la piratería en línea vendría a ser un delito? ¿Que estas sean lucrativas cae en la misma gravedad que las que no lo son?

Con la finalidad de dar solución a lo que la industria musical juzgaba como atropello, se generaron varias iniciativas de control por parte de la organización para que los miembros de la misma dejaran de perder dinero. Los discos compactos, los cuales eran la venta tradicional, ya no eran comprados por los usuarios.

La primera alternativa propuesta fue  PlayLouder,  el cual es un proveedor de servicios de música que ofrece una descarga ilimitada de música legal como parte de su acceso de banda ancha a Internet y permite que los archivos puedan ser intercambiados y utilizados entre los suscriptores sin restricciones.

Otro caso muy exitoso es iTunes, que en acuerdo con EMI, ofrece más de cinco millones de canciones al mismo precio de 99 céntimos de euro por canción, y que en sus dos primeros años de vida alcanzó la cifra récord de 300 millones de canciones vendidas, acaparando el 65% del mercado de la música digital. Esta acción demuestra que, a precios un poco más razonables, la gente está dispuesta a comprar su música en lugar de piratearla.
También, para competir con las actuales redes P2P, se han creado sitios como MusicNet y PressPlay. De la misma forma, se ha dado la compra emprendimientos como Last.fm, una radio en línea que fue recientemente adquirida por la multinacional CBS. Así como el inicio de un punto muy importante, la transformación de servicios gratuitos en servicios pago.

Tal como se mencionó, la distribución de música no solo afecta a compañías disqueras, sino que involucra también la distribución y mercadeo de productos musicales por parte de los propios artistas. Por más que algunos critiquen esta “revolución digital”, otros decidieron sacarle el máximo provecho. Es por ello que muchos artistas no dudan en tener cuenta en MySpace. Tanto novatos como profesionales recurren a este medio para hacer que su arte llegue a todo el mundo. Por ejemplo, el grupo Artic Monkeys obtuvo su primer contrato discográfico después que alguien los escuchara por la red.

Para finalizar, podemos concluir que no solo existen aspectos malos en este problema. Tal como funciona la industria discográfica hoy en día, muchos músicos han podido beneficiarse. Es importante reconocer que las ganancias que obtienen por cada venta en el sistema tradicional son muy bajas y la dificultad de llegar al mercado mundial se complica año a año por el avance de la tecnología y apariciones de nuevos software en la música digital.  Sin embargo, los artistas han logrado adaptarse a web sites como MySpace o YouTube, lo cual les ha permitido, sin necesidad de invertir dinero, hacerse famosos o conseguir contratos con representantes de la industria musical. Un estimado de 64 y 41 millones son las visitas al mes que se pueden obtener en las páginas mencionadas. Actualmente, un 66% vende directamente sus discos a través de la Red. Casi todos utilizan Internet para exponer ideas y buscar inspiración, y nueve de cada diez acuden al mundo en línea para promocionar, anunciar o colgar su música.

Escrito por Nathaly Laveriano y Ghina Yupanqui

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